El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, volvió a defender la actuación de su administración en los controles sobre locales nocturnos, al afirmar que «ha habido un mal uso de una habilitación» por parte del propietario del boliche Beará, donde un derrumbe provocó la muerte el viernes pasado a dos jóvenes.
«Los controles que tenía que hacer la Ciudad los había hecho. Nunca en la historia, un local había sido inspeccionado más de una vez y en este caso se había inspeccionado nueve veces. Hay 1.300 inspecciones por mes», sostuvo Macri.
Tras encabezar una reunión de gabinete, el jefe del gobierno porteño señaló en una conferencia de prensa que lo de Beará fue «una tragedia triste» y pidió esperar los resultados de las pericias para ver si se hizo o no «un mal uso» del entrepiso del local que se derrumbó.
«Hemos explicado reiteradamente que se han hecho muchísimas inspecciones, más de una por mes. El señor (propietario de Beará) tenía la habilitación en regla. Esperemos a ver qué dicen los peritos, qué es lo que sucedió. Acá ha habido un mal uso de una habilitación que se tenía», indicó.
En ese sentido, ejemplificó que se puede «aprobar un ascensor para que lo usen en perfectas condiciones cuatro personas. Si suben diez personas y el ascensor se cae, no hay manera. Hay una responsabilidad ciudadana que no es reemplazada por el Estado».
Cuando se le preguntó quién era responsable por el incidente que provocó dos muertes, contestó: «Del que recibe la autorización del Gobierno para utilizar (el boliche) como corresponde y no lo utiliza como corresponde».
«El Estado no puede estar todo el día fijándose que suban solamente cuatro personas. Hay un punto en el que la responsabilidad ciudadana es irreemplazable», prosiguió Macri.