Problemas radicales

El radicalismo pelea por resurgir pero al mismo tiempo muestra sus grietas. Las elecciones de 2011 están a la vuelta de la esquina y la tan esperada renovación dirigencial nunca llega. Así es como, sin señales de recuperar relaciones con la Coalición Cívica -y encolumnarse detrás de Adrián Pérez-, la UCR busca candidato propio para retomar el control de la ciudad de Buenos Aires, aunque las opciones dentro del espacio no abunden y la falta de consenso esté a la orden del día. Hasta el momento -y previendo que la ruptura con Carrió continúe- se barajaron tres nombres para reemplazar a Mauricio Macri una vez que deje su lugar. El primero lo acercó un veterano dirigente y fue el de Rodolfo Terragno, pero el ex senador ya avisó que no está para esos trotes. Descartada la primera opción, se pensó en Ricardo Gil Lavedra, aunque su bajo nivel en el conocimiento popular desactiva cualquier ilusión radical. En último término, aparece Enrique Olivera, hombre con experiencia en gestión que prometió a su mesa chica y promotora de su candidatura responder en los próximos días si acepta el desafío de jugar fuerte en el ámbito porteño.