Tres médicos acusados por una presunta mala praxis que derivó en el alumbramiento sin vida de un bebé en el hospital Santojanni responsabilizaron por el hecho al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, por no designar a anestesistas en ese centro de salud.
«Qué podían hacer mis asistidos si las más altas autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires nada hacían para contratar anestesiólogos», cuestionó el abogado Vadim Mischanchuk, defensor de los tres médicos.
En un escrito presentado ante el juzgado de instrucción número 11, a cargo del magistrado Luis Rodríguez, en el marco de la etapa final de la instrucción previa al juicio oral, el abogado volvió a postular la inocencia de sus defendidos, el ex director del hospital Alberto Motta, el jefe de Urgencias Héctor Di Salvo y la titular de Anestesia Marta Baldrich.
En junio pasado la Cámara del Crimen confirmó el procesamiento de los tres médicos por «homicidio culposo» por el nacimiento del bebé muerto porque en el nosocomio no había anestesistas para someter a la madre a una cesárea de urgencia.
«Las autoridades del Ministerio de Salud estuvieron informadas en todo momento de la falta de anestesiólogos… ¿es que acaso se pretende que Motta, Baldrich o Di Salvo debieron haber contratado anestesiólogos por su cuenta? ¿Cómo? ¿Con qué fondos? ¿Con qué autoridad?», resume el escrito defensista.
El caso se refiere a una pareja de bajos recursos económicos acudió al Santojanni para el alumbramiento del niño, prematuro y con rotura de bolsa en el séptimo mes de gestación.
Los hechos comenzaron a ocurrir el 7 de febrero de 2008, cuando la mujer rompió bolsa y acudió a la Clínica Maternal de Lomas de Zamora, «donde les fue indicado que debía internarse ya que el niño era prematuro y los pulmones del bebé aún debían madurar».
El fallo explica que «por motivos económicos, (la pareja) no podía solventar los gastos que la internación en dicha clínica irrogaba y que por consejo del médico tratante se trasladaron al Hospital Santojanni».
A las cinco de la mañana del 10 de febrero, Suárez «tuvo una contracción y se constató que en el apósito puesto había restos de meconio, por lo que de inmediato la trasladaron a la sala de parto» para una operación de cesárea de urgencia.
Pero esa práctica médica no se realizó «por ausencia de anestesistas», que aparecieron una hora después, trasladados por el SAME desde el hospital Tornú.
Cuando finalmente se pudo practicar la intervención, el bebé ya había muerto.