La reelección por abrumadora mayoría del presidente de Bolivia, Evo Morales, le permitirá acelerar su proceso de cambios gracias a una amplia mayoría en el Congreso y al debilitamiento de la oposición. Morales, de 50 años, que obtuvo un arrollador triunfo en la primera vuelta en las elecciones del domingo con más del 60% de los votos, anunció que «el tener los dos tercios en el Congreso me obliga a acelerar el proceso de cambio» iniciado en 2006 con la nacionalización de los recursos naturales de su país.
El primer presidente indígena del país se quejó en varias ocasiones de que las trabas que durante su primer mandato le puso la oposición, atrincherada en el Senado, le impidieron llevar más allá el fortalecimiento del papel del Estado.
Según cables de agencias internacionales, para el sociólogo y columnista Ricardo Paz, Morales «está en una bifurcación del camino: o toma este rumbo de profundizar la democracia, ampliar la participación ciudadana o cae en la tentación autoritaria de tratar de construir un proyecto de poder excluyente».
Un proyecto que consistiría en convertir al MAS (Movimiento al Socialismo) en un «partido hegemónico al estilo del PRI de México (en el poder entre 1929 y 1997), del Partido Colorado de Paraguay (seis décadas de gobierno)» y que «es una tentación que va a estar presente de una manera muy fuerte», manifestó Paz.
En esa línea, «es muy probable que el presidente en las próximas horas vaya a cubrir por decreto supremo las acefalías (vacantes) de la Corte Suprema de Justicia, del Tribunal Constitucional», advirtió Paz, algo que iría «en detrimento de la independencia de poderes».