Hay clima de «guerra comercial». El ministro de Industria y Comercio de Brasil, Miguel Jorge, dejó abierta la posibilidad de que su país aplique represalias comerciales en caso de que la Argentina oficialice las trabas a las importaciones de alimentos que ya se vienen registrando.
En ese sentido, el funcionario del gobierno de Lula Da Silva señaló que el embajador en Buenos Aires, Enio Cordeiro, mantiene «reuniones para evitar que la medida se ponga en práctica».
La decisión del Gobierno argentino -sólo transmitida verbalmente a los importadores- siguió así generando preocupación entre los socios comerciales del país. A pesar de que la medida no se oficializó, el gobierno brasileño mencionó la posibilidad de aplicar represalias si esas restricciones son efectivamente puestas en práctica.
En tanto, en Buenos Aires, embajadores europeos se reunieron con diputados argentinos para transmitirles su preocupación. En Brasil, la poderosa Federación Industrial de San Pablo (FIESP) presentó duras quejas y le pidió al gobierno de Lula que tome represalias.
El miércoles último, la Unión Europea (UE) ya había calificado de
«inexplicables» las restricciones que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, les anunció informalmente a supermercados e importadores.