Nuevo Tango Argentino: “La lluvia de pibas canta”

Nuevo Tango Argentino: “La lluvia de pibas canta”

Cuarteto La pa junto a la cantautora Victoria de Raimondo Foto Prensa FACAFF
Cuarteto La púa junto a la cantautora Victoria de Raimondo. Foto: Prensa FACAFF

La noche empieza temprano, a las ocho. La previa es cerveza, vino y fumar en el patio. Hay una librería improvisada sobre dos caballetes, luces bajas de colores, encuentros, músicos que participan del ciclo y vienen a ver a la banda amiga. Camperas de cuero, pelo de colores.

El promedio de edad oscila los treinta, pero hay inesperadas caras conocidas: del rock, de los noventa, del teatro. Anda por ahí Luis Aranosky  –performer, poeta, referente proverbial de la primavera alfonsinista. El que oficiará al rato –cresta naranja, uñas pintadas, borceguíes y campera de cuero mediante–  como presentador oficial del ciclo. Damas y caballeros: Estamos en el Club Atlético Fernández Fierro.

Estamos, para más datos, en la sede de la orquesta callejera que solía arrastrar un piano a la vereda y tocar a la gorra, la de bandoneonistas con rastas, zapatillas y un espíritu del lado salvaje, desde hace algunos años con espacio propio montado sobre un ex taller mecánico.

“El nuevo tango es una representación de lo que el tango tiene hoy para ofrecer, de cómo sentimos que suena y en consecuencia cómo lo interpretamos”Cintia Trigo-letrista y compositora, cantante de La Vagabunda

Ya en el salón, las mesas se llenan rápido. Tras la arenga del histriónico Aranosky llega el Cuarteto La Púa. Forman con guitarrón y tres guitarras, recuerdan sonoramente al seleccionado que acompañaba al “manón” Edmundo Rivero en su repertorio lunfardo. En este caso, el cuarteto respalda a la cantautora mendocina Victoria de Raimondo.

Victoria arranca y arrasa con uno de su cosecha: “Desolación” (“Mordió la sal/Quebró el aliento/Cuelga al silencio de la noche/Su confesión quiso redimir la fatalidad/Con las alas rotas despegar/ Prendió la luz/Besó el espejo/Vio en las cicatrices de su cuerpo/ Desolación”).

En su voz limpia se juega con agudos al borde e intermitencias de rock oscuro. Es una espina morocha, vestida de oscuro y de historias turbias. Su pelo brillante y negro, su energía dramática, su luz propia, su entrega, le dan un aura particularísima, mezcla de Janis Joplin y Nick Cave.

Los graves percutivos del cuarteto (Pablo Sensottera, Leandro Angeli, Cristian Huillier, Juan Otero) respaldan criollamente a la cantora y hacen, en una pausa vocal, su set instrumental. Entonces, la cadencia milonguera cuela aires armónicos de otro palo que nutren con su fantasma propio al nuevo tango.

La Vagabunda, la segunda propuesta de la noche, abre el abanico de las cuerdas frotadas: ahora son contrabajo, viola, violín, cello, junto al piano. Un sonido de cámara que enmarca la presencia imponente de Cintia Trigo; mucho más que una voz, por todo lo que despierta.

Su poesía, bella y combativa suena “Desde el borde”, como el título del álbum que presenta. Tiene un timbre casi lírico, la emisión vocal pura, trabajada. Y una contundencia que despierta cierta energía misteriosa.

“¡Se va a caer, Cintia!”, le gritan desde abajo entre un tema y otro. No es que se va a caer ella (todo lo contrario, tiene una firmeza arrolladora) ni es que la tratan de usted. Todos entendemos: se va a caer algo que acá cruje ¿Hace falta decir qué es?

”Con un pañuelo valiente desatado en la garganta”

“Llueven sin parar mujeres /Mojan las plazas repletas /A cántaros llueven tetas/ Que no hicieron los deberes / Llueven sin parar mujeres /Y enfrentan la guerra santa/La lluvia de pibas canta/Reclama torrencialmente /Con un pañuelo valiente/ Desatado en la garganta” proclama Cintia: feliz, celebradora de ese llover que es recitado y canto, y ya inunda la sala.

Aunque aquella música es de Trigo, la letra pertenece a Wilson Saliwonczyk, un poeta y payador de Los Toldos: más contemporáneo, más empático con los tiempos que corren, imposible.

Pianeres de ro Foto Gentileza Laura Cestona
Pianeres de río. Foto Gentileza Laura Cestona.

A veces, La Vagabunda trae algo de valsecito; la fragancia emerge aquí y allá en su repertorio, entre otras derivas cancioneras escapadas al tango, pero que vuelven a él, como un hogar armónico y rítmico.

“Te amamos, Trigo” le gritan desde las mesas. Ella no se monta en vanidad. Sigue templada, calma, sobriamente magnética. No exagera nada, no lo necesita; todo reluce en su voz, diestra al orar razones con belleza.

Cintia Invita al escenario a Milenaria. Ese es el nombre artístico de esta hiphopera que alterna versos suyos entre estrofas de la cantante anfitriona.  La liturgia entonces es completa: algo impregna el aire de sinergia entre ritmos, imágenes, visiones.

“Antes de la pandemia hasta llegamos a hacer milongas. Acá, en la puerta… cortábamos la calle, poníamos un piso,  y se armaba” recuerda “el Tano” Walter Cócaro, organizador del FACAFF, feliz de haber vuelto, tras un parate de dos años.

“Al lado del río y alrededor del piano”, dice Laura Cestona al presentar el origen de Pianeres de río.  Son casi un experimento: seis personas sobre un piano. Tocándolo en sus teclas, en sus bordes,  en sus cuerdas. Con palillos, con las manos, con los pies. Convirtiendo al instrumento en un animal hipersonoro y fértil.

Después, el clima baja, y el torrente fluye de un modo distinto:  entra un acordeón melancólico, tomwaitseano, con su impronta no tanguera, pero tanguera. Crece una melancolía fluvial: Pianeres la evoca en un bandoneón que se incorpora y es el Delta mismo, sumándose; el de Juanele, el de Arlt, el de sueños en el aire que alientan la noche, que prodigan heráclitamente su olvido y su recuerdo.

Otro color y detalle:  FACAFF no es milonga, pero en un rincón, junto a la puerta que da al patio, bailan dos parejas. Para sí. En la suya.

Pianeres de ro Foto Gentileza Laura Cestona
Pianeres de río. Foto Gentileza Laura Cestona.

Matías Mauricio, poeta y militante del tango con una obra nutrida que merecerá otro párrafo otro día, sube ahora al escenario. Es el segundo orador no musical de la noche; un gran relator de historias, un divulgador que suma su verba vigorosa al FACAFF.

Al cierre, es turno de Quiero24: clásico local.  Las y los “Jinetes del conurbano” llegan cabalgando tangos, pero también milongas, candombe, valses, chacarera. Traen historias marginales donde rugen risa y drama, borrachera, calle, bronca, la reivindicación, la fiesta popular, la revancha del arte.

Eva Fiori, integrante del quinteto recalca en charla con Télam: “Es importantísimo que exista este colectivo cultural, lo sentimos súper necesario y estamos muy contentas de participar del FACAFF”.

Este tango gusta porque es verdadero, porque pertenece a sí mismo, a sus conquistas, a su auto-depredación, incluso. Y, por eso, a su búsqueda, a su ramificación.

El staff del FaCaff Foto Prensa Caff
El staff del FaCaff. Foto: Prensa Caff.

Así es el nuevo tango; en palabras de Cintia Trigo a Télam “una representación de lo que el tango tiene hoy para ofrecer, de cómo sentimos que suena y en consecuencia interpretamos”.

Agrega Cintia que el  Nuevo Tango incluye “al bailable orquestal y milonguero, al nuevo tango canción, que se piensa y desarrolla en letras, que suma temáticas. Hay tango contemporáneo instrumental, hay una tendencia la electrónica, la búsqueda de una ruptura…”

Una milonga de hoy

“Descampados”
(Letra: Victoria Di Raimondo/ Música: Cristian Huillier)

Los descampados se vuelven tumbas,
la noche llora sobre la nada.
Canta la muerte coplas amargas
y crecen flores de sangre.

Ya no habrá soles ni lluvias suaves,
ni inviernos, ni primaveras.
Te clausuraron, te hicieron sombra,
y el mundo sigue su rueda.

Milonga mustia, milonga negra,
si el polvo no se subleva.
Será noticia, ¿será justicia?
Será otra tumba sin pena.

El viento trae furias lejanas,
Pesares, espanto y pena.
Triste sepulcro, fosa sin nombre,
Es el yuyal sin condena.

En todos los casos –completa la voz de La Vagabunda– es el tango honesto de estos tiempos, de este ritmo que tiene una historia muy rica, muy emocionante, pero al que generacionalmente tenemos mucho que aportarle, empezando por una identidad propia, nueva, a construir.”

El FACAFF sigue durante todo septiembre y en esa continuidad (ver programación completa)  se inscriben el Tape Rubín (uno de los cantautores pioneros en los años noventa)  la exploración eléctrica del Septeto Siniestra, el lujo criollo, experto, en tradición más fina con el cantorazo Javier “Cardenal” Domínguez, la revelación Natalia Bazán, las guitarras de Bordonasnocromo, Tango Fiero con lo propio y lo encontrado, como el tango en idish, el Quinteto Negro La Boca con sus aires de rap y a veces de cumbia. 

Vagabunda en la voz de la cantautora Cintia Trigo Foto Prensa FACAFF
Vagabunda, en la voz de la cantautora Cintia Trigo: Foto: Prensa FACAFF

Hay Invitados de Chile: el Quinteto del revés. Y también Pampa Trash, el dúo Di Vincenzo-Corach, Overo, Tangorra, y Sensottera-Castelo, Marisa Vázquez y La Conurbana, Cuarteto Transversal, Umbrales Quinteto, Azabache Tango, Pura Racha, Orquesta Victoria entre otros y otras.

De nuevo en el patio, a cielo abierto, donde se hace la previa, la pausa entre grupo y grupo, o solamente se fuma, se charla, se reencuentra, conversamos con “el Tano” Walter Coccaro: iluminador, coordinador, miembro fundador de la cooperativa y organizador del FACAFF, uno de los artífices de todo esto.

“Antes de la pandemia hasta llegamos a hacer milongas. Acá, en la puerta… cortábamos la calle, poníamos un piso,  y se armaba” recuerda el Tano. Después, claro, la debacle del virus que nos paró a todos. Pero ahora está contento, igual que sus compañeros, de volver, de haber abierto esta cuarta edición del festival: la primera desde la pandemia.

Cuarteto La pa y Victoria de Raimondo Foto Prensa FACAFF
Cuarteto La púa y Victoria de Raimondo. Foto: Prensa FACAFF

Tamaños antecedentes le dan un plus emocional a esta edición, al reencuentro entre músicas tan distintas y a la vez tan cercanas en su identidad completa.

El Tano a su vez celebra que hace algún tiempo pudieron formalizar legalmente como cooperativa: sistema que funciona desde el origen de la orquesta, a lo Pugliese. En el CAFF, cada trabajador cobra por su trabajo y el trato con los artistas respeta el 70/30 de bordereau de entradas que establece la Ley de la Música. 

Aunque difíciles en lo económico, son buenos tiempos para este nuevo tango argentino que en las últimas dos décadas floreció como una galaxia análoga al gran cambio mayor: el que vivimos especialmente en Argentina respecto del lenguaje, los derechos, las luchas. El que trajo la verde marea, claro.

Este nuevo tango se merece a sí por propia irreverencia. Por su voz alta y colectiva. Por contar lo que no todos quieren oír y muchos sí queremos. Por su apuesta y su riesgo, que en el cambio trae vida y lo hace inmortal.

La ley de cupo en escenarios

Más allá de la polémica generada en su momento y los eventuales incumplimientos que aún existen, en términos más o menos generalizados, la Ley de Cupo Femenino Y Acceso De Artistas Mujeres A Eventos Musicales sancionada en 2019 a nivel nacional, es una iniciativa que el FACAFF refleja bien.

“Los eventos de música en vivo así como cualquier actividad organizada de forma pública o privada que implique lucro comercial o no y que para su desarrollo convoquen a un mínimo de tres (3) artistas y/o agrupaciones musicales en una o más jornadas y/o ciclos, y/o programaciones anuales, deben contar en su grilla con la presencia de artistas femeninas” dice la ley en su artículo 2°  complementada por una tabla puntual referida a cupos, más allá de cuya letra está su espíritu, que crece en la gente, en la música, una de las redes donde los conceptos se transforman en práctica. 

La programación del festival es una demostración más de que una grilla diseñada con perspectiva de género resulta no sólo justa sino convocante, ampliatoria.

Por otra parte, la revitalización del tango –un proceso emergente con varias patas que involucran autorías y letrística superadoras en sonoridad y temática– no hizo más que potenciar esa evolución y abrir caminos revitalizadores para el género musical más argentino del mundo.

En definitiva, lejos de la amenaza percibida por quienes sienten en la norma una imposición tiránica, lo cierto es que, como tantas otras de la misma línea la ley está trayendo un soplo de aire fresco imprescindible en lo artístico pero también en lo cultural.