Ataque contra otro vehículo de talibanes en Afganistán

Ataque contra otro vehículo de talibanes en Afganistán

El sábado, al menos dos personas murieron y otras 19 resultaron heridas en varios ataques con explosivos en Jalalabad. Foto: AFP

El sábado, al menos dos personas murieron y otras 19 resultaron heridas en varios ataques con explosivos en Jalalabad. Foto: AFP

Un camión que transportaba a combatientes talibanes fue atacado por una explosión este domingo en Jalalabad, cerca de la frontera con Pakistán, y si bien en principio no se confirmó que haya habido muertos, varios ocupantes del vehículo debieron ser trasladados al hospital.

El hecho ocurrió a menos de 24 horas de un ataque similar en esta ciudad del este de Afganistán, indicaron medios locales.

Según un periodista, el ataque produjo en un intercambiador vial en dirección a la capital Kabul, informó la agencia de noticias AFP.

No se disponía de momento de ningún otro detalle al respecto.

El sábado, al menos dos personas murieron y otras 19 resultaron heridas en varios ataques con explosivos en Jalalabad, los primeros desde la retirada total de las tropas estadounidenses.

Los ataques, hasta ahora no denunciados, son los primeros desde que los estadounidenses abandonaron el país a fines de agosto.

Si bien estos ataque aún no fueron reivindicados, Jalalabad es el bastión de miembros del Estado Islámico en Afganistán -llamado Isis-K, grupo armado rival a los talibanes y cercano al Estado Islámico- que ya reivindicaron el sangriento atentado que costó la vida a más de 100 personas en el aeropuerto de Kabul el 26 de agosto, durante las caóticas evacuaciones.

En tanto, el vocero de los talibanes en la ciudad de Kunduz, Matiula Ruhani, pidió este domingo más ayuda a “toda la comunidad internacional”, tras subrayar que “no son terroristas”, sino que “han traído la paz” al país centroasiático, informó la agencia de noticias Europa Press.

Kunduz, en el norte de Afganistán, fue capturada por el grupo islamista el 8 de agosto en el inicio de la ofensiva relámpago que llevó a los talibanes a tomar el control de todo el territorio tras la conquista de Kabul apenas una semana después.

Ruhani explicó que esta ayuda podría adoptar la forma de inversiones o proyectos de reconstrucción, o “cualquier tipo de apoyo humanitario para el gobierno o los ciudadanos de Afganistán”.

Asimismo, criticó a la comunidad internacional por apoyar a lo que describió como un “gobierno corrupto” en Afganistán durante los últimos 20 años pero detener la ayuda tan pronto como los talibán accedieron al poder.

No obstante, evitó comentar acerca de las controvertidas políticas que los talibanes emprendieron hacia las mujeres, limitándose a señalar que el grupo valora a todos los ciudadanos, mujeres y hombres, por igual.

Actualmente, los gobiernos de todo el mundo están sopesando la mejor manera de tratar al grupo, conscientes del pésimo historial de Derechos Humanos que les precede, al tiempo que se están esforzando en aliviar el creciente desastre humanitario al que se enfrenta el país.

Al respecto, la Comisión Independiente para los Derechos Humanos de Afganistán (Cidha) anunció oficialmente el sábado la suspensión de sus actividades ante la imposibilidad de llevarlas a cabo en la práctica desde el 15 de agosto, fecha en la que los talibanes tomaron Kabul.

La organización denunció en un comunicado el “desprecio continuo por los Derechos Humanos” de los talibanes y citó como ejemplos los ataques a defensores de DDHH y “violaciones flagrantes del Derecho Internacional Humanitario”.

“La dirección de la Cidha tiene escasa confianza en que un gobierno talibán respete las funciones y la independencia de la Cidha”, argumentó.

En particular menciona las “restricciones” impuestas por los talibán a la actividad laboral de las mujeres y su participación en la vida pública.

“El pueblo afgano necesita un organismo independiente de Derechos Humanos donde plantear sus denuncias por violaciones de sus derechos con garantías de que hacerlo no los pondrá en peligro”, agregó.

Esta suspensión de la actividad de la Cidha se suma a las restricciones a activistas de la sociedad civil y a la libertad de expresión, lo que supone “una drástica reducción de la capacidad de los afganos para supervisar y proteger ante graves violaciones de Derechos Humanos”.

La Cidha pidió a la ONU y en particular al Consejo de Derechos Humanos del organismo internacional la creación de un “mecanismo independiente de vigilancia de las violaciones de los Derechos Humanos en Afganistán” y exige a los talibanes que respeten la independencia de la Cidha y su personal, así como de los defensores de los Derechos Humanos afganos.


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