La situación se agrava con el correr de las horas. El derrame de crudo ocurrido en el Golfo de México alcanzó las costas de Luisiana, amenazando con convertirse en una de las peores catástrofes ecológicas de los Estados Unidos.
En las últimas horas, las autoridades del poblado de Plaquemines Parish, en Luisiana, señalaron que la marea negra -originada en una plataforma del grupo británico BP que se hundió el 22 de abril último- alcanzó la costa cerca de la desembocadura del río Mississippi.
La mancha amenaza el frágil ecosistema de esa zona, pese a los esfuerzos para impedirlo por parte de la Guardia Costera y la petrolera British Petroleum (BP). El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, declaró el estado de emergencia y el presidente estadounidense, Barack Obama,
ofreció «todos los recursos disponibles», incluyendo los militares, para evitar una catástrofe medioambiental, según reportes de agencias internacionales.
El derrame fue declarado desastre «de importancia nacional», lo cual pone recursos federales al servicio de la emergencia en cuestión. El anuncio estuvo precedido por el hallazgo de una nueva fuga de petróleo, que vierte al mar «más de 5.000 barriles (800.000 litros) por día», según el gobierno estadounidense.
En tanto, la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, insistió en que BP, que arrendaba la plataforma de prospecciones que estalló y se hundió la semana pasada, es «responsable» del derrame y le exigió reaccionar rápidamente.