En tres semanas, los taxistas porteños tendrán su propia probation para las infracciones de tránsito, cuando comience a instrumentarse de manera oficial un sistema que propone sustituir el monto de dinero adeudado en multas por traslados comunitarios, en un principio, de personas de la tercera edad.
Se trata de un programa que fue negociado en octubre pasado entre el gobierno porteño y el Sindicato de Peones de Taxis, por el que se fija un número determinado de horas de trabajo por cumplir, según una escala de valores establecida por el Ministerio de Seguridad y Justicia de la ciudad. Las multas consideradas graves, como el exceso de velocidad o violar la luz roja, quedan exentas de esta probation.
El programa tiene prevista la intervención de tres ministerios de la ciudad de Buenos Aires: el de Justicia y Seguridad (que determina el número de horas por las que deben sustituirse las infracciones), el de Desarrollo Urbano (que será el órgano de contralor por medio de la Subsecretaría de Tránsito y Transporte) y el de Desarrollo Social.
El éxito de este programa, al que también intentan subirse las empresas de colectivos, serán los controles para verificar que esta probation realmente se cumplan. Según el Sindicato de Peones de Taxis, el número total de multas a los taxis se duplicó el año pasado respecto de 2008 (pasó de 250.000 a 500.000 infracciones por año). Y auguran que en 2010 sucederá otro incremento similar. El único antecedente de esta probation ocurrió en 2005, durante la administración del destituido jefe de gobierno y actual legislador porteño Aníbal Ibarra. En aquella prueba piloto, los taxistas debieron hacer guardias en los hospitales y trasladar, para tratamientos y asistencia, a familiares y sobrevivientes de la tragedia ocurrida en el boliche República Cromagnón, donde en 2004 murieron 194 personas.