Es porque tienen representación en más de cinco distritos, según un estudio realizado por la Cámara Nacional Electoral. De acuerdo a ese trabajo, que detalla la situación de 37 fuerzas, el PJ y la UCR tienen representación en todo el país, mientras que el PRO tiene sedes en 19 distritos (a partir de su unión con Recrear), al igual que el Partido Socialista; y la Coalición Cívica en 21.
Entre los habilitados, figuran el Frente Grande, el Partido de la Victoria y otros sin representación parlamentaria como el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), Acción por la República (fundado por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo), el Partido Demócrata Cristiano y el Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados que encabeza el piquetero el Raúl Castels.
Asimismo, podrán enlistarse para disputar las elecciones nacionales de octubre el Partido Conservador Popular, el Partido Obrero, Movimiento Libres del Sur y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (estos dos socios del Movimiento Proyecto Sur de Pino Solanas).
También están habilitados el Partido Comunista, el Partido Humanista y el Partido Intransigente.
En tanto, quedarán afuera de los comicios la Izquierda Socialista, el MODIN (fundado por el ex carapintada Aldo Rico), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y el Partido Popular de la Reconstrucción (PPR), también conformado por el ex carapintada Gustavo Breide Obeid.
La reforma de la ley de Partidos Políticos y el Código Nacional Electoral impusieron nuevos requisitos a las fuerzas que aspiran a competir en comicios nacionales.
De hecho, con el nuevo texto, para ser reconocidas como partidos de orden nacional las fuerzas deben acreditar la afiliación efectiva del cuatro por mil de los ciudadanos que figuran en el padrón electoral y, por lo menos, en cinco provincias.
Además deben haber superado el dos por ciento de los votos en las dos últimas elecciones en las que se presentaron; adecuar sus cartas orgánicas para admitir las internas abiertas del 14 de agosto y lograr que sus candidatos sean votados en esas primarias por lo menos por el 1,5 por ciento de los electores.
Con la ley vieja, en cambio, los partidos chicos sólo necesitaban conseguir «adhesiones» y no una afiliación formal a sus estructuras de los votantes.