Con espíritu patriótico y flamante en sus detalles, el Teatro Colón de Buenos Aires alzó el telón para la gala del Bicentenario argentino, después de tres años y medio en los que fue sometido a una restauración pormenorizada.
La reinauguración fue a sala colmada, con una audiencia heterogénea de funcionarios, artistas y celebridades de distintos ámbitos, que recorrieron la alfombra roja, entonaron el himno nacional y esperaron el tan ansiado corrimiento del telón.
La función tuvo un programa mixto, con extractos del ballet “El lago de los cisnes”, del ruso Tchaikovsky, la ópera “La Bohème», de Giacomo Puccini, y la “Danza de Huemac”, de Pascual de Rogatis.
En palcos y plateas, y a toda gala, se instalaron figuras del mundo del espectáculo, la cultura y la política – entre ellos, el vicepresidente Julio Cobos, el ex mandatario Fernando de la Rúa y el presidente de Uruguay, José Mujica.
Sin embargo, no todo fue luces y aplausos. La fiesta se vio opacada por las rencillas políticas -que han marcado todos los festejos del Bicentenario- entre la presidenta Cristina Fernández y su esposo, el ex mandatario Néstor Kirchner, con distintos sectores de la oposición.
“Si va con su marido, habrá que sentarse al lado, pero no me pone contento», dijo días atrás el alcalde Macri, líder del partido conservador PRO, al invitar a la presidenta a la función de reapertura.
La respuesta no se hizo esperar: «Disfrute usted tranquilo y sin presencias molestas la velada», expresó por carta la mandataria.
A la decisión de no asistir se plegaron los gobernadores oficialistas, así como los mandatarios de Chile, Sebastián Piñera, y Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que llegaron al país para los festejos del 25 pero se cuidaron de herir susceptibilidades del matrimonio presidencial. (con información de BBC Mundo).