La mortalidad infantil se redujo en Argentina en cerca del 50 por ciento entre 1990 y 2007, según el informe de Situación de Población en el país del Fondo de Naciones Unidas, que advirtió «señales de alarma» porque en ese último año «hubo un pequeño aumento» en el índice.
«En 2007, la tasa de mortalidad infantil se situaba en 13,3 defunciones de menores de un año por cada 1.000 nacidos vivos, mientras que en 1990 era de 25,6 por mil, lo que implica una reducción de casi el 50 por ciento», sostuvo el reporte de UNFPA.
El informe reportó que la mortalidad de menores de 5 años, que era de 29,6 por mil nacidos vivos en 1990, se redujo a 15,6 en 2007, y expresó que la disminución del índice en ese período fue cercano al 50 por ciento.
«Si bien el descenso es muy importante y promisorio en relación con los objetivos del milenio (reducción del 66 por ciento para el año 2015), hay señales de alarma pues ambos indicadores se hallan estancados o muestran un pequeño aumento en el último año (2007)», consideró el informe.
Por otra parte, el estudio sostuvo que el índice de mortalidad infantil en Formosa «casi triplica» el de Ciudad de Buenos Aires.
Las provincias del nordeste y noroeste del país son las que presentan las tasas de mortalidad infantil más altas, mientras que Río Negro y Neuquén, «reconocidas por el desarrollo de sus sistemas de salud, tienen tasas sólo un poco más elevadas que la de la Ciudad de Buenos Aires».
«El componente más importante de la tasa de mortalidad infantil en la Argentina en la actualidad es la mortalidad neonatal y dentro de ella la mortalidad neonatal precoz, que en buena parte se atribuye a factores difícilmente reducibles», sostuvo el informe. El estudio advirtió que «entre las defunciones posneonatales más de la mitad son reducibles y su ocurrencia también puede atribuirse tanto a oportunidades perdidas por el sistema de salud en la prevención como a déficit de atención».