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La vicepresidente le había puesto como condición que Máximo sea el próximo presidente de la Cámara, y se comunicó después de las elecciones nacionales para recordarle el acuerdo.

De bajo perfil y con apariciones públicas muy puntuales en la campaña, Máximo Kirchner fue uno de los mayores ganadores del triunfo del kirchnerismo comandado por el gobernador Axel Kicillof en la Provincia de Buenos Aires.

Desde 2019, Máximo Kirchner es el líder indiscutido de La Cámpora, y como no había ocurrido en las elecciones de aquél año, esta vez el hijo de la vicepresidente logró colocar a todo su sector en las listas de Unión por la Patria.

Tras los resultados del domingo, Máximo se quedó con doce intendencias, tres de ellas ubicadas en el populoso conurbano bonaerense, lo que le da a la agrupación masivas cajas para los próximos 4 años. Además, todo indica que será revalidado como presidente del PJ bonaerense.

La Cámpora pasará a gobernar los distritos de Suipacha, Hurlingham, Colón, Brandsen, Lanús, Rosales, Bahía Blanca y Olavarría. Además, renovó las elecciones en Quilmes, Mercedes y Carmen de Areco, donde ya gobernaba desde 2019.

Pero todo este poder que consiguió quedará minúsculo frente al poder que tendrá si el próximo 19 de noviembre gana Sergio Massa la presidencia en la segunda vuelta. Al frente del bloque de La Cámpora, que tiene actualmente 28 diputados pero que todo indica que se duplicará tras esta elección, todo indica que será presidente de la Cámara de Diputados si el oficialismo termina siendo Unión por la Patria.

Esta es casualmente una de las condiciones que le puso Cristina Kirchner a Sergio Massa cuando aceptó bajar la candidatura de Wado de Pedro en junio de este año. Massa le prometió que movería cielo y tierra para conseguir los votos en el Congreso para que Máximo sea el nuevo presidente.

En los últimos 4 años, el presidente de la Cámara estuvo bajo control del Frente Renovador, con Massa primero y actualmente con Cecilia Moreau. La Cámpora fue clave poniendo el aparato para dar vuelta las elecciones de las PASO, y es una deuda que Máximo le va a cobrar el año que viene.

El pasado domingo, cuando Massa se subió al escenario después del triunfo sin subir a su candidato a vicepresidente Agustín Rossi ni siquiera al gobernador Axel Kicillof, el gran ganador de la jornada, empezaron a aparecer los roces nuevamente.

En su llamado luego del resultado, Cristina le reprochó a Massa que los hizo ir al búnker a Kicillof y a Máximo pero no fueron invitados a subir al escenario. A su vez, le recriminó que no mencionó el masivo despliegue territorial que hicieron los intendentes que responden a ella.

Massa trató de calmarla, pero Cristina le recordó que su promesa era ponerlo a Máximo de presidente de la Cámara y le colgó el teléfono. Este tipo de encontronazos despertaron la preocupación dentro de Unión por la Patria, ya que recuerdan a muchos a las batallas campales que Alberto tuvo con ella, que llevaron al colapso total del gobierno kirchnerista.

Desde Río Gallegos, la vicepresidente aseguró que aunque no tenga ningún cargo a partir del 10 de diciembre, ella seguirá siendo la líder del peronismo. “En el peronismo no necesitas estar en ninguna lista para dirigir“, le dijo entre risas a un periodista que le preguntó por Massa.

Aunque la vicepresidente seguirá dejándole la centralidad de la discusión pública, le ha dejado muy en claro a Massa en las comunicaciones que han tenido que ella se mantendrá como el eje aglutinante de todos los sectores que conforman Unión por la Patria, y tendrá el veto final en las decisiones más importantes.