Massa asaltó las reservas netas del Banco Central: Asumió con US$ 1.000 millones y su gestión deja un rojo de US$ 10.000 millones

El último pago al Fondo Monetario Internacional produjo una abrupta caída de las reservas brutas en el umbral de los US$ 21.000 millones, los valores más bajos en los últimos 17 años. La devaluación para fin de año parece inminente, y es descontada por la mayor parte de las consultoras privadas del país.

Aunque el ministro Sergio Massa se define como “no kirchnerista” y perteneciente al Frente Renovador, la estrategia económica seguida durante su gestión dista mucho de ser renovadora con respecto a lo que se llevó a cabo en el último mandato de Cristina Kirchner. Con tal de postergar el colapso del cepo cambiario, las reservas internacionales fueron sistémicamente asaltadas.

Las reservas brutal del Banco Central llegaban a los US$ 38.000 millones en agosto del año pasado, y Massa asumió el 3 de agosto con la promesa de incrementarlas progresivamente a través de supuestos “estímulos” a la exportación. Así fue lanzado el dólar soja, el dólar maíz, los sucesivos tipos de cambio para industrias seleccionadas, las modificaciones para ciertas retenciones de exportación, etc.

Pero ninguno de estos incentivos funcionaron porque el eje del problema, el cepo cambiario, se mantuvo sin ninguna alteración. Al día de hoy, 15 meses después de asumir la cartera de Economía, las reservas brutal del Banco Central a duras penas sobrepasan los US$ 21.000 millones. Son los niveles más bajos registrados desde el año 2006.

La situación es verdaderamente crítica cuando se monitorea el nivel de las reservas netas, es decir, descontando a algunos activos que en realidad el BCRA no puede utilizar (como por ejemplo por encajes en dólares que respaldan depósitos).

Massa asumió con un nivel de reservas netas en torno a los 1.000 millones de dólares en agosto de 2022. Alcanzaron un nivel de hasta 7.700 millones en diciembre de este año, gracias al rescate del FMI y la deuda adquirida en el exterior con organismos multilaterales como la CAF y el BID, además de las primeras dos entregas del dólar soja con una paridad preferencial.

Pero el cepo cambiario rápidamente volvió a torcer la situación a partir del primer trimestre de 2023. Para mediados de mayo las reservas volvieron a caer a cero, se incumplieron todas las metas fijadas con el FMI, y tras el último pago al Fondo correspondiente al mes de octubre las reservas netas marcaron un déficit de 10.000 millones de dólares.

En una economía normal, cualquier tipo de impacto exógeno como por ejemplo una sequía provocaría una corrección natural en el tipo de cambio. En Argentina esto no ocurre, porque el control de cambios implica que todas las exportaciones y las importaciones (todas las operaciones vinculadas al comercio exterior) deben atravesar el BCRA a través del cambio oficial que se disponga.

Así, se desalienta la exportación, se abarata artificialmente la importación, y cualquier shock exógeno solo acelera todavía más el proceso. En tanto se mantenga el sistema cambiario actual, no será posible emprender ningún tipo de programa de estabilización porque se hará imposible la acumulación de reservas a gran escala.