La verdadera cara de la UCR y una guerra interna por el futuro del movimiento radical

La UCR se debate entre apoyar a Javier Milei, optar por el kirchnerista Sergio Massa o votar en blanco. La identidad de uno de los partidos más importantes de Argentina está en juego en esta elección.

El candidato a presidente de La Libertad Avanza, Javier Milei, dijo en una de sus primeras entrevistas cuando se metió en política allá por el año 2021, que si tenía éxito en su incursión, las aguas se dividirían entre aquellos dirigentes y partidos que defienden las ideas colectivistas y aquellos que siguen las ideas de la libertad.

Dos años después, vemos cómo su predicción se cumplió al pie de la letra luego de que llegara al balotaje contra el kirchnerismo. Los sectores más de izquierda de la UCR se fueron con Massa, mientras que un sector moderado del radicalismo, el PRO y una parte del peronismo federal se fue con Milei.

Esta “división de las aguas” parte de un punto que se viene discutiendo hace años: la afiliación ideológica de la UCR. Cómo dijo Sun Tzu: “Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas vencerás“. Por tal razón, es necesario hacer foco en la UCR, sus orígenes, sus afiliaciones actuales y el rumbo que pueden tomar.

El radicalismo tiene sus orígenes en el Partido Liberal de Bartolome Mitre y en la juventud que se oponía al entonces hegemónico Partido Autonomista Nacional. Aunque su ideología tuvo un primer corrimiento a la izquierda durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen, la línea más de derecha se mantuvo fuerte a lo largo de los años.

Marcelo T. de Alvear, Arturo Frondizi, Eduardo Angeloz y el propio Fernando de la Rua fueron algunos de los exponentes de la corriente “menos izquierdista” del partido, pero no hay mayor punto de quiebre en la manera de pensar del radicalismo que la que le impartió al histórico movimiento el presidente Raúl Alfonsín.

Durante su mandato, Alfonsín acercó a la Argentina a la Unión Soviética, una pesima estrategia debido a que el país comunista estaba en su ocaso. Luego, en 1996, presionó para que la UCR se uniera a la Internacional Socialista (IS). El propio De La Rúa, que era un importante dirigente del radicalismo en aquél entonces, protestó: “Somos radicales, no socialistas“.

Pero la UCR definió su camino histórico hacia la derecha. Modificó su “carta de valores” y comenzó a expresar su objetivo de fortalecer vínculos con partidos de otros países integrantes en la Internacional Socialista.

Etiquetar a Raúl Alfonsín como izquierdista, para muchos suele ser exagerado. Si bien la memoria no suele ser una virtud de los argentinos, antes de ser presidente, Alfonsín fue abogado de Mario Santucho y apoderado del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), movimiento del cual Santucho era el jefe, según el expediente de la Justicia de Córdoba por el secuestro y asesinato del expresidente de FIAT-Concord, Oberdán Sallustro, en 1972.

Más allá de sus esfuerzos por mantener la democracia durante su presidencia, en su Gobierno abundaron las políticas de redistribución forzoso del ingreso, y financió una masiva expansión del gasto público con emisión monetaria, rechazando ingenuamente que esto causaba inflación. Debió irse antes de completar el mandato por la peor hiperinflación de la historia argentina.

Posteriormente, llevó a la UCR en 1996 a integrar la Internacional Socialista y, además, se convirtió en vicepresidente de la organización y presidente del comité para América Latina. Desde entonces, silenciosamente, la UCR comenzó un proceso de “izquierdización” de todas sus corrientes.

Durante la primera presidencia de Néstor Kirchner, la UCR se redefinió nuevamente como “republicano, moderado y anti kirchnerista“. Pero, finalmente, hicieron todo lo contrario a lo que habían prometido. No solo que una parte del partido se sumó a las filas del kirchnerismo con la fórmula Cristina-Cobos, sino que durante la “década ganada”, apoyaron en el Congreso prácticamente todas las leyes colectivistas llevadas adelante por el kirchnerismo.

Una vez fortalecido su aliado kirchnerista, Cristina decidió que ya no los necesitaba y los desechó, por lo que volvieron a ser opositores, pero el partido había sido destruido por el oficialismo y dejado de ser competitivo electoralmente. En 2011, fueron con el hijo de Raúl, Ricardo Alfonsín, a la cabeza, sellando su histórico giro a la izquierda, pero obtuvieron un insólito 11%, el peor resultado electoral de su historia.

En 2015, fueron convocados por el PRO. Si bien se creía que esta alianza iba a servir para correr a la UCR a la derecha, ocurrió lo contrario, y los radicales corrieron de eje a la alianza Cambiemos, y sacaron a relucir sus lazos con socialistas, kirchneristas y hasta con el propio Sergio Massa, para que el gobierno de Mauricio Macri no pudiera impulsar sus más importantes medidas de campaña.

Si revisamos bien el gobierno de Macri, muchas de las críticas que se le hicieron fueron por culpa del accionar de la UCR, principalmente por fomentar medidas colectivistas y abogar por el “gradualismo“, lo cual trajo problemas en la política monetaria.

Con la inserción de Javier Milei en la política, si bien el PRO quiso acercarse para llevar a cabo iniciativas y colaboraciones que faciliten la vida de los argentinos, fueron los radicales quienes dinamitaron cualquier tipo de punto de encuentro y se dedicaron a hacer operetas y generar conflictos entre el partido y el libertario.

Luego de los resultados de las elecciones generales, quedó mucho más expuesto cómo la UCR es parte del problema y cómo abandonó a su candidata, Patricia Bullrich, lo cual, para sorpresa de muchos, esto favoreció al oficialismo.

A partir de ahí, dinamitaron puertas para adentro la alianza Cambiemos y facilitaron el camino de Unión por la Patria. Además, uno de los grandes referentes de la UCR se alzó contra Milei, Mauricio Macri y Bullrich para debilitar cualquier tipo de alianza.

Lo curioso es que este referente en cuestión fue candidato junto a Massa, hizo parte de los representantes de la UCR en la Internacional Socialista y convirtió la provincia que gobierna, Jujuy, en su cartera personal: hablamos de Gerardo Morales.

De cara al balotaje esta vez, salieron más figuras de la UCR llamando a votar en blanco, nuevamente buscando asegurar la continuidad del avance socialista y fortalecer su discursiva de moderados, lo cual los convertirá en una nueva oposición dentro de un esquema político izquierdista. Al final su propósito parece ser el gerenciar la agenda socialista para la República Argentina.

El próximo 19 de noviembre, los argentinos elegirán entre el modelo asistencialista y empobrecedor que propone Sergio Massa, el plan económico de Javier Milei o el voto en blanco fogoneado por un sector de izquierda de la UCR que busca favorecer al candidato del kirchnerismo.

Por Candela Sol Silva, para La Derecha Diario.