La economía de Massa se cae a pedazos: La inflación de la Capital Federal llegó al 146% y en Córdoba se disparó a más de 157% en octubre

El candidato del kirchnerismo volvió a prometer vagamente que “no habrá devaluación” después de las elecciones del 19 de noviembre, pero lo mismo dijo en agosto y octubre y en ambos casos se produjo una feroz corrección devaluatoria al día siguiente. El Ministro no tiene credibilidad para llevar a cabo ningún programa de estabilización serio.

De cara a la segunda vuelta electoral, el ministro y candidato del kirchnerismo Sergio Massa volvió a prometer que no habrá ninguna devaluación después del 19 de noviembre, en un intento desesperado por detener una nueva corrida contra el peso por dolarización de carteras en las últimas dos semanas previas al balotaje.

Pero Massa había dicho lo mismo en el mes de julio, antes de que tuvieran lugar las PASO, y sin embargo al día siguiente de las elecciones anunció una devaluación del 22,5% sobre el tipo de cambio oficial. Este shock desencadenó un nuevo régimen inflacionario de 2 dígitos mensuales que persiste hasta el día de hoy.

Nuevamente, volvió a hacer la misma promesa para las elecciones generales que tuvieron lugar en el mes pasado, pero a los pocos días el Ministro anunció la generalización del “dólar exportador” con un tope de liquidación del 30% al segmento CCL y 70% al oficial. Esto dejó una devaluación implícita del 50% sobre el dólar que perciben los exportadores, que saltó de $367 a $500.

Rápidamente generó impactos en el precio de una serie de insumos y bienes transables que afectaron al mercado doméstico. Un ejemplo notorio de esto fue la suba de las carnes, que en dos semanas llegaron a sufrir remarcaciones de entre 15% y 20%. También se produjeron aumentos en aceites, harinas y fideos, todos bienes que dependen de insumos de exportación.

Pero como si nada de esto hubiera sucedido, Massa se cree impune de prometer cualquier cosa y vuelve a insistir con su “negativa a devaluar” tras el balotaje. Incluso los dichos dentro del propio equipo económico parecen totalmente contradictorios. El viceministro Gabriel Rubinstetin insistió en que el Gobierno pondrá en marcha una corrección cambiaria por crawling-peg (pequeñas devaluaciones diarias) con una devaluación mensual del 3% desde el 15 de noviembre.

Sin embargo, cuando Massa fue interpelado por el asunto, anticipó que a partir del 15 de noviembre se producirá un salto de $3 sobre el dólar oficial y se reanudará el régimen de crawling-peg, lo cual implica un salto del 1%. Pero si se mensualiza este ritmo de devaluación, el resultado es un salto del dólar del orden del 34%, es decir, una fuerte devaluación con todas las letras.

Esta devaluación se llevaría a cabo sobre el tipo de cambio que perciben los importadores, el cual no se vio modificado en absoluto desde la segunda semana de agosto. Y es el puntapié inicial por medio del cual se liberará inexorablemente una gran cantidad de inflación reprimida. 

El tipo de cambio real que fija el Banco Central es completamente irrisorio y acumula una severa trayectoria hacia la apreciación, trayectoria que no se puede mantener en el tiempo porque la institución no tiene divisas para defender ese tipo de cambio. De hecho, el TCR ya volvió a los niveles más bajos observados desde diciembre de 2017.

Las importaciones se abaratan artificialmente por la sobrevaluación del cambio regulado, al mismo tiempo las exportaciones son sistemáticamente penalizadas, y como resultado no es extraño observar que el saldo del balance externo sea cada vez más negativo. El BCRA no logra acumular reservas debido a que tiene que intervenir las operaciones del comercio exterior para mantener el cepo cambiario.