Al tiempo que el Mundial promete paralizar la actividad política tradicional (actos, conferencias de prensa y el Congreso), tras el primer partido de la Selección se vislumbra también como una oportunidad para que algunos políticos vayan entrando en clima de campaña, anticipándose al 2011 electoral. Muchos «candidateables» vieron Argentina-Nigeria en bares o espacios públicos.
Por caso, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, vio el primer partido del seleccionado nacional en Concordia, Entre Ríos, antes de realizar una caminata por la peatonal de esa ciudad. Según anticiparon desde su entorno, al próximo encuentro lo seguiría desde Bahía Blanca.
Un funcionario suyo, Diego Santilli, con proyección electoral en la Ciudad, estuvo con su familia en Plaza San Martín frente a dos pantallas gigantes desde las que siguió las instancias del juego junto a un grupo de vecinos. Otro PRO, Federico Pinedo, prefirió la intimidad de su casa pero descargó su euforia y análisis futbolero por la red social Twitter.
El ex presidente Eduardo Duhalde, por su parte, vio el partido en Necochea tras mantener una reunión con empresarios. Y Francisco De Narváez, que siguió el juego desde su casa, el día antes se había dado una vuelta por la sede central de su fuerza – Unión Celeste y Blanco – para ver la inauguración con militantes y colaboradores.
Promotor de esta modalidad de «pre-campaña», Felipe Solá festejó el gol de Argentina en el bar Pertutti, en el centro de Avellaneda, y después acompañó al concejal José Alessi en una visita a una biblioteca de Wilde. El propio Solá anticipó que verá cada partido de la Selección en una ciudad distinta del interior del país.
Del lado del oficialismo, el matrimonio Kirchner vio el Argentina-Nigeria en la intimidad de la Quinta de Olivos. Muy distinto a como lo vivió el ministro de Economía, Amado Boudou, quien se acercó a un centro de jubilados de Villa Lugano como parte de su posicionamiento político en Capital.
Claudio Morresi, secretario de Deportes de la Nación, siguió el juego en una pantalla instalada en el polideportivo Gatica en Avellaneda. Y el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, en su casa pero acompañado por el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero Baute, y el embajador de España en Argentina, Rafael Estrella.