El día que Sergio Massa le robó US$ 30.000 millones a los jubilados y ayudó a Cristina a estatizar el sistema previsional

El candidato del oficialismo se desempeñó como director de la ANSES nombrado por Néstor Kirchner, y más tarde se convirtió en uno de los principales ideólogos de la estatización del sistema previsional en 2008 como Jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, junto como el ministro de Economía Amado Boudou.

En el día de hoy la jubilación más baja no alcanza a representar ni 130 dólares aún incluyendo los bonos adicionales. El sistema previsional está quebrado, la relación entre trabajadores activos y jubilados se torna inestable en el tiempo, y el déficit previsional alcanza el 2,8% del PBI, prácticamente el doble del que era hace 10 años.

El candidato Sergio Massa es uno de los responsables más directos por sentar las bases del deficiente sistema previsional actual. Fue confirmado como director de la ANSES durante la presidencia de Néstor Kirchner hasta el año 2007, y como parte de su gestión ideó un mecanismo para estatizar las jubilaciones y desmantelar el sistema de las AFJP.

Bajo la gestión de Massa, el Estado ofreció la posibilidad de cambiar de sistema desde las AFJP al sistema centralizado de reparto estatal, pero la maniobra del kirchnerismo fracasó porque el 89% de los afiliados decidió que prefería quedarse en el sistema administrado por el sector privado.

Más tarde Massa fue nombrado Jefe de Gabinete bajo la administración de Cristina Fernández de Kirchner, y en conjunto con el entonces ministro Amado Boudou, en octubre de 2008 se ejecutó la estatización oficial del sistema AFJP para convertirlo en el régimen de reparto actual.

La gestión de Massa, Cristina Kirchner y Boudou avanzó por sobre la decisión del 89% de los afiliados que había decidido mantenerse en las AFJP, con el objetivo de expropiar automáticamente los fondos acumulados por US$ 30.000 millones desde la década de los 90, dinero que no le pertenecía al Estado sino a los millones de jubilados que habían aportado durante más de una década.

Los fondos constituyeron lo que hoy se conoce como “Fondo de Garantía de Sustentabilidad” bajo el estricto control del Estado, y administrado para sus propios propósitos. En lugar de buscar mejores inversiones y retornos como lo hacía el sector privado, el Estado invirtió los fondos en sus propios títulos como un mecanismo de financiamiento adicional que antes no tenía.

Los haberes previsionales dejaron de ser funcionales al esfuerzo de los afiliados, y pasaron a definirse por una mera fórmula que perdió sistemáticamente contra la inflación desde el año 2013. De hecho, el poder adquisitivo de la jubilación mínima se desplomó más de un 20% desde aquel año.

La expropiación de las AFJP también boicoteó el desarrollo de un mercado de capitales doméstico, tal y como lo hizo Chile desde la década de 1980. Los fondos capitalizados podrían haberse empleado para financiar el crédito hipotecario y productivo, pero esto no ocurre en el sistema de reparto porque simplemente se gestiona una transferencia intergeneracional entre afiliados y jubilados actuales.

El déficit previsional volvió a crecer incesantemente desde el año 2012 y llegó a un récord del 4,4% del PBI durante la pandemia. La licuación de las jubilaciones en los últimos 3 años redujo el desequilibrio al 2,8% del PBI al término de 2022, pero las perspectivas hacia adelante son extremadamente negativas. El progresivo cambio demográfico y la eventual reducción de la inflación podrían ser elementos disparadores del déficit previsional.