La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima, destinada a definir una respuesta mundial al cambio climático y a sus dramáticas consecuencias, comenzó hoy en la ciudad de Copenhague. Y lo hizo con un llamamiento a no defraudar las esperanzas que el mundo puso en esta cumbre. Más de 1.2000 delegados de 192 países, encabezados por el primer ministro danés Lars Loekke Rasmussen, asistieron a la sesión inicial de dos semanas de negociaciones, que culminarán el 18 de diciembre en presencia de 110 jefes de Estado y de Gobierno.
«El mundo está depositando sus esperanzas en ustedes por un corto periodo de tiempo en la historia de la Humanidad», dijo Rasmussen en la inauguración de la reunión. «Al final, debemos poder devolverle al mundo lo que hoy nos ha dado: la esperanza de un futuro mejor», agregó.
La conferencia comenzó con la proyección de un cortometraje sobre los pueblos del planeta enfrentados a las consecuencias del calentamiento global, en el que una niña pide a los participantes: «Por favor, ayuden a salvar el mundo».
Aparecen luego el ex arzobispo sudafricano Desmond Tutu y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamando a concluir un acuerdo ambicioso para evitar que el mundo sea presa de las catástrofes climáticas.
En las primeras intervenciones surgió la controversia provocada por el «Climategate», el caso de mensajes electrónicos de expertos sobre calentamiento, manipulados por piratas informáticos en Inglaterra y utilizados por escépticos para poner en duda algunas de sus conclusiones.
En un discurso pronunciado en tono grave, el científico indio Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), denunció el asunto como un «intento de desacreditar» a ese organismo, premiado en 2007 con el Nobel de la Paz. El IPCC «dispone de un historial de evaluaciones transparentes y objetivas de más de 21 años, establecidas por decenas de miles de científicos en todos los rincones del mundo», subrayó.