El viaje de la presidenta el fin de semana al Vaticano para conmemorar los 25 años de la firma del acuerdo sobre el diferendo con Chile por el canal de Beagle dejó algunas historias que vale la pena recopilar.
Veamos algunas de ellas:
Jarrones rotos
El corresponsal de Clarín en Roma, el famoso y reconocido Julio Algañagaz rompió un antiquísimo jarrón cuando se subió al mismo para sacar una foto de las dos presidentas con el Papa. El estruendo fue tal que la Guardia Suiza corrió hacia la sala preocupada. Es más, uno de los custodios del santo Padre se cortó una mano juntando los pedazos de la fina cerámica.
No cae lejos la manzana del árbol
Ricardito Alfonsín sufre un síndrome de identificación con su padre importante. Se puso el mismo traje que solía calzar don Raúl, aunque transpiraba como loco, porque era una tela no adecuada para la ocasión. Es más, está tan mimetizado con su difunto padre que se alojó en el mismo hotel donde el ex presidente lo hacía cuando iba a la ciudad de las siete colinas.
Bola negra para Caselli
La otra sorpresa fue el taxista Viviani, amiguísimo del cardenal Sandri, quien compartió una reunión privada con Cristina. Recordemos que Sandri estuvo en las posiciones de poder dentro del vaticano cuando Caselli era embajador argentino en el vaticano. Hablando de Caselli, el gobierno hizo gestiones discretas para que el gentilhuomo no estuviera durante la ceremonia.
Otro que se quedó afuera
No le cayó bien a Ginés González García que lo bajaran del avión. El hincha de Racing pidió ir cuando supo que su colega el embajador chileno en Argentina era de la partida. Pero el Vaticano recomendó que se bajara del avión ya que todavía recuerdan aquel altercado con Baseotto. Gines bajo la cabeza y se refugio en Santiago donde también sufrió algunas criticas de intelectuales argentinos porque el embajador dijo que el mejor representante del país ante Chile era el técnico Bielsa.
Le bajaron el pulgar
El ex canciller Rafael Bielsa salió en defensa del proyecto de Eurnekián en la cordillera de los Andes. Es que el hombre trabaja para dueño de Aeropuertos Argentina 2000, quien entre paréntesis estuvo en Roma esperando que lo invitaran al encuentro con el Papa. Pero el canciller Taiana le bajó el pulgar.